COLUMNAVer por las ventanas, leer algo con la cabeza abajo o hacerse los dormidos son algunas de las cosas a las que recurren algunos hombres para no ceder el puesto en el bus.
Con el pasar de los años la caballerosidad de los hombres se esta extinguiendo una prueba de ello es la falta de cordialidad de ellos en los buses. Son pocos o ya no existen los hombres que sedan un asiento con una sonrisa.
Para Carlos Hurtado, chofer del trolebús, ya no hay caballeros en la actualidad. “Yo cuando veo a un anciano o alguna mujer embarazada tengo que pedir por el micrófono que le concedan el asiento, sino lo hiciera ellas irían paradas todo el trayecto”
El que te abran la puerta del automóvil, que te digan un piropo o un halago agradable se perdió hay pocos caballeros y los pocos que existen están en peligro de extinción.
Ahora los jóvenes prefieren apoyar sus cabezas en los hombres de sus novias antes de ceder el asiento, o esperan que otro lo haga y si no llega eso es el turno de una mujer de solidarizarse con esa persona y ella es la que tiene que dar el puesto.
Laos buses van rápido, paran de golpe y las manas de los ancianos no tiene la fuerza para sostenerse, las mujeres con niños en brazos tiene que poner toda su fuerza en sus manos para tratar de no caer, los jóvenes embarazadas deben lidiar con el peso de su barriga y con su peso y los caballeros siguen “sin mirar a donde deben miar”
Con el pasar de los años la caballerosidad de los hombres se esta extinguiendo una prueba de ello es la falta de cordialidad de ellos en los buses. Son pocos o ya no existen los hombres que sedan un asiento con una sonrisa.
Para Carlos Hurtado, chofer del trolebús, ya no hay caballeros en la actualidad. “Yo cuando veo a un anciano o alguna mujer embarazada tengo que pedir por el micrófono que le concedan el asiento, sino lo hiciera ellas irían paradas todo el trayecto”
El que te abran la puerta del automóvil, que te digan un piropo o un halago agradable se perdió hay pocos caballeros y los pocos que existen están en peligro de extinción.
Ahora los jóvenes prefieren apoyar sus cabezas en los hombres de sus novias antes de ceder el asiento, o esperan que otro lo haga y si no llega eso es el turno de una mujer de solidarizarse con esa persona y ella es la que tiene que dar el puesto.
Laos buses van rápido, paran de golpe y las manas de los ancianos no tiene la fuerza para sostenerse, las mujeres con niños en brazos tiene que poner toda su fuerza en sus manos para tratar de no caer, los jóvenes embarazadas deben lidiar con el peso de su barriga y con su peso y los caballeros siguen “sin mirar a donde deben miar”
